La obra se presenta en el marco de la programación de otoño del Ayuntamiento de Almería.
El mejor teatro vuelve una semana más a disfrutarse en la ciudad de Almería, esta vez con un clásico inmortal de la literatura española como es ‘El Lazarillo de Tormes’. Una cita que ha generado expectación y que tiene asegurada otra excelente entrada. Y es que si a finales del mes de octubre el público almeriense casi colgó el cartel de ‘entradas agotadas’ en el Teatro Apolo para disfrutar de ‘Lady Mambo’, la primera de las obras del programa Delicatessen en el marco de la programación de otoño puesta en marcha por el Área de Cultura, Tradiciones y Fiestas Mayores del Ayuntamiento de Almería, ahora, a falta de pocas horas para la próxima cita, algo similar está cerca de ocurrir con ‘El Lazarillo de Tormes’, la propuesta que se podrá disfrutar, a partir de las 20.30 horas, este jueves, 30 de noviembre.
Las entradas se encuentran a la venta tanto en la taquilla municipal, que está ubicada en el Teatro Apolo, como en la propia página web de entradas del Área, https://almeriaculturaentradas.es/. También lo estarán en la taquilla del Apolo desde una hora antes del comienzo de la representación si es que todavía quedarán a la venta. Tienen un precio único de 13,50 euros.
‘El Lazarillo de Tormes’ es una adaptación de la conocida obra anónima que está dirigida por Lluís Elías. Nunca antes un clásico había tenido la oportunidad de que lo acompañase la poderosa guitarra cómplice de José Luis Montón. Acordes que se unen a la única voz del Lazarillo de Tormes que se representa a través de Antonio Campos escenificando la clase baja y vagabunda de una época. Un antihéroe pregonero y astuto, un pícaro que pasando de amo en amo sufría la hambruna del pobre Siglo de Oro.
Afortunadamente y a pesar de todo, una vez pudo conseguir una vida más llevadera, Lázaro decide resumir su visión de la realidad, y se presenta como un insignificante “don nadie”. Se manifiestan ecos jondos donde el Siglo de Oro y la actualidad se dan la mano a través del humor y la ironía que rezuma del propio texto acentuándolo con toques de bulerías, fandangos o soleares que tienen su propia voz entre las cuerdas flamencas y los dedos de José Luis Montón.
