#RadioBlog #LoImprevisto: María del Mar no me falles, por Francisco Cruz
Por cuestiones laborales y de formación llevo un tiempo de vuelta a Almería capital, y aunque mi lugar al que volver, mi Ítaca, siempre será Macael he de decir que en la capital de nuestra provincia he pasado algunos de lo momentos más felices de mi vida. Y dentro de ella, aunque mis paisanos macaeleros siempre mostraron querencia zapillera, mi territorio estaba en el centro de la capital y fue esa mi zona de paseos, citas y tapeos.
Y una vez puestos en contexto, y aunque soy consciente de que estas lineas llegan tarde, me apetece decir que cada vez que veo el carril saludable-como-se-llame del paseo me duelen los ojos. Me duelen mucho, y es un dolor agudo y punzante. No sé si alguien vio venir aquel momento en que se fueron McDonalds, Inditex y otras firmas, pero debió haber avisado. En ese momento empezó el deterioro del paseo, con lo que de singularidad se perdió en Almería.
Es un problema este de solución complicada, en tanto cada día que pasa se está mas cerca de un punto de no retorno, si es que no se ha alcanzado ya, pero lo que si tengo claro es que su origen está en la tibieza que siempre tuvieron los regidores de esta ciudad. Me explico, sentencias como “el paseo será lo que los vecinos quieran” y otras por el estilo supusieron una huida hacia delante que nunca tuvo que haberse permitido. Y las huidas hacia delante y la falta de modelo son peligrosos aliados para el futuro de las ciudades, de ahí vienen luego las chapuzas urbanísticas tales como el carril antes citado.
Mojémonos un poco; peatonalización o no, se debía haber apostado por un modelo para el centro de la ciudad. Y a partir de ahí desarrollar las políticas que lo hagan posible, sea cual fuere. Y en ese extremo, hay que celebrar que la actual alcaldesa y su equipo hayan elegido y trabajen en un proyecto, que espero que pronto hagan realidad. Luego este modelo gustará o no gustará, pero si hay un trabajo y una proyección a futuro detrás habremos ganado algo de lo que esta ciudad carecía.
Eso si, como deseo personal, y seguro que de más gente, ya se me saltarían las lágrimas si ese proyecto fuera singular, sostenible y respetara la tradición, que ya hemos visto lo que ha pasado con la modernura del Smart Green Cube ese. Y es que a algo tan característico como el paseo hay que dotarlo de señorío y almeriensismo. Me gustaría que Guillermo Langlé o Trinidad Cuartara estuvieran vivos, pero como es imposible al menos vamos a estar a su altura y a no tener ocurrencias.
Dicho esto, no quiero decir que renunciemos a cualquier innovación, mas bien debemos poner la innovación a nuestro servicio para hacer la ciudad que queremos; sostenible, de futuro y con la calidad de vida que siempre caracterizó este rincón de España. ¡María del Mar, no me falles!
